Sus florecitas blancas desmenuzadas dentro de pequeñas bolsitas de organza con gotas de aceite esencial de lavanda y escondidas tras los espejos (siempre los espejos) protegen contra el mal, la enfermedad que se pueda traer de fuera y se "pega" a los que en ella vivan, los espíritus negativos que se puedan colar a través de dichos espejos y todo tipo de energía negativa que pueda provenir de ellos.
También se hace infusión con la propia lavanda y se limpian los espejos con ella cuando esté fría.
©Lola Rodríguez (La Mujer del Bosque) ©Todos los Derechos Reservados
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